El concierto en un mundo sin enfermedades (III)

Cuando salió del aparato sólo pensaba en cenar. Acaba de salir de trabajar y la ducha, además de las inyecciones que hacían que recuperaran las fuerzas, no le habían quitado el hambre. Así que se puso la bata correspondiente hacia cuando andaban en casa y fue a la cocina. Una vez allí, cogió la bandeja en la que estaba la ración correspondiente. Esta estaba basada en dos purés insípidos de color diferente y un trozo de fruta que tampoco sabía a nada. Pero ella no le daba importancia, nunca se había planteado lo que debía de ser el sabor. Llevó las papillas al microondas y las calentó. Al acercarlas a la mesa junto a la pieza de fruta accionó el aparato que registraba los mensajes habidos en la llamadas. Había estado metiendo horas extras en el trabajo. Y este, a diferencia de lo que ocurría con el ocio mediante la "relatividad coaxial", no estaban sujeto a ese fenómeno. Las 15 horas que había invertido la dejaron destrozada, pero el milagro recuperativo dejó como nueva. Esa ...