EL VIAJERO DE OTRO MUNDO

Vino de un lugar muy lejano.

Tan lejano era que el límite

mismo de nuestra galaxia

parecería que estuviera

a la vuelta de la esquina.


Nunca se oyó algo sobre ese lugar,

ni siquiera en esos más antiguos

relatos que se siguen guardando

desde las raíces de nuestra historia.


Mediante el uso de un agujero

de gusano recorrió tan basta

distancia en lo que sería un pestañeo

al que no se le otorga importancia.


Aún así llegaría cansado.

Ello se debería al desgaste

físico que padecería

por la exigente travesía

con la que tuvo que lidiar.


Es por ello mismo que enfermó.

Hoy en día su mal se desconoce,

pero todavía se estudian

esas muestras que dejara

mientras unos le guardaban.


Cuando se esfumaba la esperanza

por sanarle sería que llegaron

otros pretendiendo su sanación

en una fatídica esperanza.


A algunos les pareció un milagro,

pero explicarían que era muy habitual 

el mal que le estaría consumiendo:

lo agravaba el clima del planeta.


Por lo tanto, y tras suministrarle

las primeras curas, se dio el viaje

que a su casa habría de regresarles. 


Hoy por hoy, se desconoce

lo que al viajero le sucediera;

pero desde el estudio de aquel mal

se notó algo sorprendente:

en nosotros era cura

pues sanaba todos nuestros males

y prometería tiempos boyantes

al olvidar la amargura.


Resultaría así al principio;

pero lentamente,

y por las costumbres

que disponemos tan enraizadas,

el gozo quedó en un pozo.


Lo tuvieron unos pocos;

y por el semblante

que otorga ese poder,

incrementaron más sus riquezas

a costa de muchos otros. 


Se repitió una vez más la suerte 

que nos viene siendo acompañante, 

al menos, desde que somos gentes. 

lonelyplanet.es




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