"Las hadas son como los Ángeles de la Guarda"
(II) De repente, su conversación fue interrumpida por un sonido lejano. Parecía una voz llamando a alguien. Guardaron silencio. El hada, mostrando un claro signo de inquietud, le dijo a Lucía que no contestara. Esta no dijo nada. Estaba tratando de discernir quién era. De nuevo, volvieron a escucharla. "Es mi mamá, me está buscando". - No, esa no es tu madre. Cállate. No sea que nos vaya a encontrar... Volvieron a oír los reclamos hacia Lucía. La voz parecía nerviosa y preocupada. Trasmitía una sensación de angustia mezclada con pena. "Que sí, que es mi mamá. Tengo que ir donde ella", comentó la niña entre susurros. - No, no le hagas caso. Esa no es tu mamá. Es otra cosa. Por ahora tienes que quedarte aquí hasta que pase el peligro... - ¿De qué hablas? Justo entonces, una mano apareció debajo de las sábanas que guardaban a Lucía y al hada. Fue extendiéndose hasta agarrar a la niña de su pierna izquierda. Comenzó a arrastrarla hacia el exterior de la tienda de campañ...