LA VOZ ENTRECORTADA EN “CIELO HERMÉTICO” DE FITO & FITIPALDIS

 El segundo adelanto de “Cada Vez Cadáver” muestra un tono grave en la voz de Fito que parece mostrar la impotencia por repetir constantemente un mensaje que no es escuchado



Un aspecto curioso de la forma en la que vamos atesorando años, y al mismo tiempo adquirimos experiencias, es el comprobar los cambios que se dan en nuestra fisionomía. Dicho de otra manera, nuestro envejecer. Y de esto no se libra ni nuestra voz, la cual va notando el desgaste según avanzamos. Esto mismo se aprecia de sobremanera en los vocalistas musicales, quienes tienen ante sí el reto de adaptarse a ello. Ante eso parece que ha hecho frente Fito Cabrales en su último disco. Aunque para comprobarlo fehacientemente tendremos que esperar hasta el 24 de septiembre.

Y es que con “Cielo Hermético” ya son dos los adelantos que han sacado “Fito & Fitipaldis” del que supondrá su séptimo disco de estudio, “Cada Vez Cadaver”. El tema que da nombre al álbum fue presentado en sociedad el 11 de mayo mediante un videoclip dirigido por Pedro Toro y dispone de una versión alternativa. Hasta el pasado viernes, 27 de agosto, se ha tenido que esperar al estreno del documento visual realizado por Noah-Siro Castañeda. Pedro Toro sería el encargado de llevar a cabo el video de “Garabatos”, cuya canción integraba el “Huyendo conmigo de mí” de 2014.

Comentábamos al principio que Fito parece que ha tenido que hacer frente al paso del tiempo en su voz. Ese mismo instrumento se presenta en la canción en unos registros más graves de los que nos tiene acostumbrados. De todas formas, habría sabido afrontar la situación adaptándola a la hora de darle fuerza a la voz entrecortada por, digámoslo de esta forma, la sensación de intentar trasmitir constantemente un mensaje que no es escuchado. Y es que resulta insistir en la sensación de que el tiempo pasa y siempre nos queda algo que buscamos y no logramos encontrar.

Es algo que contrasta con la primera versión que ofreció el cantante de la misma canción allá por marzo de 2020. Mediante un formato acústico, el bilbaíno dio a conocer el tema bajo el título “Vivimos Bajo un Cielo Hermético”. En esta ocasión sí que mostraba los tonos más agudos que le son familiares, aunque también ofrecía pequeñas pinceladas en el estribillo que después enmarcarían el resultado final. Además, hay que resaltar que el disco estaba ya grabado antes del comienzo de la pandemia del CoVid-19. Debido a ella su salida fue pospuesta.

Rodado en la barcelonesa Sala Razzmatazz, el trabajo de Noah-SiroCastañeda nos ofrece un documento rodado en blanco y negro que solo adquiere color al final del mismo, cuando se presentan los créditos en los que aparecen los participantes en él y los integrantes de la propia banda. Inicia la acción con Fito a las afueras de la Sala, mientras ensaya antes de ir a reunirse con el resto del grupo. Es entonces, después de saludarse, cuando comienzan a tocar en un espacio pequeño, familiar e íntimo en el que se puede observar a parte del equipo técnico del videoclip.

Una escenografía en blanco y negro

La acertada puesta en escena sirve perfectamente con la intención de reforzar el mensaje de la letra. Mediante ella, Fito vuelve a insistir en que hay un Fito que es la persona y la del imaginario del público. De ahí que intente explicar reiteradamente su experiencia con las drogas, que incluso él mismo dispara sobre sus propias verdades o palabras y añora a esa gente que ha perdido o hacia las que ha llegado tarde en lo personal o lo profesional. Un remolino de experiencias que parecen que solo ven la luz, quizás adquieren sentido, cuando está a solas con su guitarra.

Para ello se vale el realizador de una iluminación en blanco y negro que es reforzada por la luminosidad de los focos usados. El circulo formado por la banda, pudiendo mirarse todos todos ellos a los ojos mientras tocan, le otorga un carácter de conexión entre ellos. Al mismo tiempo, los movimientos de los planos son fluidos, suaves y sin brusquedad. A esto hay que añadirle la ralentización de las imágenes con la intención de dar fuerza a la presencia de los músicos. Unos planos, por cierto, que beben directamente de “Dark City” (1998) o la saga de Matrix.

Y es que el sentimiento del paso del tiempo que trasmite la voz de Fito ha sido perfectamente captada por Carlos Raya, el guitarrista y productor del disco. El que fuera guitarrista de M-Clan y Sangre Azul ha sabido imprimir de forma sutil en el sonido el espíritu de la canción. Las finas guitarras de Fito suenan exquisitas y preciosas. El bajo de Alejandro Climent es melodioso y con textura. Javier Alzola, que deja de lado su saxofón, imprime ritmo mediante un shaker a la par que la batería de Coky Jiménez se centra en el “groove” de la canción con los adornos justos.

Por su parte, el propio Carlos Raya se muestra inspirado en los efectos y con unos punteos propios del blues más desolador adoptado por Tommy Iommi (Black Sabath). Partiendo de este tema y “Cada Vez Cadaver” se trata de una producción pulida y natural, que ha conseguido mostrar el lado intimista de este último tema y la opresión que provoca ese dolor que relata “Cielo Hermético”. Los instrumentos fluyen, tienen cuerpo, espíritu, no se solapan entre ellos y cada cual tiene su propio protagonismo. ¿Una pega? El sonido de la caja de la batería da la impresión de ser forzado.

 


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